Los amigos imaginarios son personajes ficticios que algunos niños crean por distintas razones, generalmente es porque están solos, pero que pasaría sí tu conocieras a un chico por la calle, se vuelven amigos, pero nunca te das cuenta que solo tú puedes verlo, ¿que harían tus padres si trataras de convencerlos de que había alguien a tu lado cuando ellos te habían visto solo? La siguiente historia fue contada por un chico de 19 años y paso aproximadamente hace 11 años cuando él tenía 8.
Por aquel entonces él era un niño el cuál dedicaba su tiempo en estudiar y hacer los pocos deberes que le mandaban en el colegio, una tarde, después de estudiar bajo a la calle para jugar con sus amigos, pero cuando llamo a sus porteros automáticos todas las madres le dijeron que no podían bajar. Él se rindió y se fue a casa pero justo cuando iba a subir se tropezó con uno de los escalones, cuando iba a caer un hombre alto y moreno lo atrapo y lo volvió a poner de pie. Él se dio la vuelta para dar gracias al que él creyó que era su padre, pero no era él, aunque se parecía muchísimo según cuenta. La tarde siguiente volvió a bajar a la calle dirigiéndose hacia uno de los portales de sus amigos, en el camino se encontró de nuevo con el mismo hombre.
Comenzaron a hablar y poco a poco se hicieron amigos pese a la diferencia de edad. Él les hablo a sus amigos de aquel hombre, pero nunca lograron coincidir para conocerlo. Al hombre también le hablo de sus amigos y parecía muy ilusionado cuando hablaba de ellos, pero le daba la sensación de que siempre sabía lo que le iba a contar. Ellos conectaron muy bien y parecía que le conocía de toda la vida. Siempre que lo necesitaba el chico estaba ahí para protegerlo. Un día se dio cuenta que faltaba algo muy importante de conocer sobre su nuevo amigo, su nombre, y cuando se lo pregunto él dijo que se llamaba Miguel.
Todo iba bien hasta que un día Miguel le dijo muy triste que no podría volver a verlo pero que si necesitaba ayuda algún día él estaría allí. También le dijo que le dijera a "mamá" que la quería, lo cuál le extraño ya que no la conocía, después de eso subió a casa para cenar. Mientras comían su madre lo miró y le preguntó que por qué había subido a casa en vez de quedarse solo en la calle. El insistió en que no estaba solo, en que estaba con Miguel, pero ella se empeñó y termino hablando con su pedíatra. Este le dijo que era normal que un niño de su edad crease amigos imaginarios para divertirse cuando estaba solo, pero él sabía que no se había inventado a Miguel. Un día recordó lo que le dijo Miguel y le dio su mensaje, en ese momento parecía que su madre se desmayaría, pero no, solo regresó a la cocina. Esa noche al chico le pareció oír como su madre lloraba. Al otro día encontró su diario, parecía viejo y hacía mucho tiempo que nadie escribía en él. Lo último que ponía era que estaba muy ilusionada porque dentro de poco tendría un hijo al que llamaría Miguel. Pero la fecha era de años antes a que él naciera. Hablo con su madre y ella le contó que Miguel nunca nació.